Por encima del hombre hay
un torero cumbre, lleno de empaque, sentimiento y una forma de expresar el
toreo que han hecho erizarse los bellos de muchos aficionados, es Juan Antonio
Millán “Carnicerito de Ubeda”.
A “Carnicerito de
Ubeda” solo saben verle los aficionados más avezados en una faena de
importancia ante un toro también importante.
Carnicerito de Ubeda” no lo voy yo a descubrir a estas alturas. Juan Antonio Millán es un torero distinto, es la tauromaquia en estado puro, es un torero que transmite sensaciones inexplicables sin flores a la galería, torea para él y como suele decirse, se torea como se es y se es como se torea, es puro sentimiento.
Carnicerito de Ubeda” no lo voy yo a descubrir a estas alturas. Juan Antonio Millán es un torero distinto, es la tauromaquia en estado puro, es un torero que transmite sensaciones inexplicables sin flores a la galería, torea para él y como suele decirse, se torea como se es y se es como se torea, es puro sentimiento.
“Carnicerito
de Ubeda”, bien es verdad que torea poco, pero cuando lo hace, mantiene con su
torería a raya a los ultrajadores de la tauromaquia mentirosa, defendiendo con
verónicas y naturales el toreo de verdad, está alcanzando lentamente, como es
su toreo, el puesto que hace años ya debiera haber ocupado; así lo ha
demostrado cuando ha toreado en Ubeda con corridas de las llamadas “duras” como
en otras que dicen comerciales. Porque Juan Antonio
Millán, no voy a caer en la trampa de decir que es un “torero artista” término
peyorativo que se utiliza para definir a aquellos toreros que carecen de valor
pero que saben hacer cosas pintureras y que ni de broma se anuncian con hierros
“duros”. No, oigan no; Juan Antonio mata en Madrid lo que le echen, como fue el
caso de su confirmación de alternativa ante una muy seria corrida de Moisés
Fraile, se cruza al pitón contrario y se pone en el sitio donde los toros
cogen. Pero además es que su toreo es caro, no le sirve el adorno y, es el
mejor intérprete en la actualidad sin ninguna duda del toreo al natural. ¡Qué
despacio torea “Carnicerito de Ubeda”, que largo y que lento, toreo de emoción
y de entrega demostrando que se puede ligar estando cruzado. Cuando ves eso, piensas
que nada puede superarse, hasta que en el toro siguiente compruebas que Juan
Antonio Millán se supera a sí mismo y los carteles de toros se suceden con su toreo
eterno, mágico, personal, estético, profundo que es capaz de desplegar este
torero de Ubeda.
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