12 mar 2011

Cuando el aroma del Arte llega al cielo y llora de emoción


TENTADERO EN “EL COTILLO”

Ayer pudimos asistir a uno de los tentaderos donde ha actuado nuestro torero Juan Antonio Millán “Carnicerito de Ubeda” antes de iniciar viaje a tierras extremeñas para seguir con la preparación de campo tan importante en la vida de un torero.
Vivir en torero ¡cuántas veces se habrá escuchado esta frase entre los aficionados! y que pocos serán los que verdaderamente sepan su significado ¡Cuántos matices contiene esta palabra! y que suerte poder estar junto a un torero y compartir momentos imposibles de descifrar con alguien que no sea torero, que no se sienta torero; por algo el dicho y ahora lo comprendo más que nunca; que ser torero es algo único y diferente.
Junto a Juan Antonio intervinieron los también matadores de toros, Torres Jerez y Juan Luís Pizarro, estando presentes en el mismo los novilleros Juan Reyes y Cayetano García, hijo del matador de toros valenciano de la década de los 70 Julián García al que los buenos y veteranos aficionados recordarán por su peculiar toreo.
Las becerras de seria mirada, salieron fuertes, con presencia y cara; bravas y con codicia; y mucho poder. Muy exigente la tentada por nuestro torero, en ella Juan Antonio Millán dio un recital de toreo del “güeno”, ya sabéis, del que nos tiene acostumbrados; volviendo a demostrar a todos los presentes que está en esto del toro por algo, su toreo vertical, mandón y señorial, dando las distancias justas en cada momento y toreando por debajo de la pala del pitón de la becerra, corriendo la mano hasta el final, rematando detrás de la cadera para quedar colocado e iniciar una nueva tanda como si estuviera frente a un toro en cualquier tarde de corrida, hizo o al menos así lo percibí, que solo se escuchara tanto del Palco ganadero como de la montura donde se encontraba Agustín Collado ese ¡bien! tan profundo y sentido cuando sale del alma, de los ganaderos  disfrutando tanto del torero como de la res que se ha criado.
Tarde en la que más que lluvia cayeron lágrimas que el cielo iba derramando al ver tanto arte sobre la plaza de tientas de “El Cotillo”.

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