4 nov 2011

Antonio Millán en su 35º Aniversario


Hoy se cumple el 35º Aniversario del fallecimiento en accidente de tráfico del Matador de Toros y Titular de nuestra Peña Taurina Antonio Millán “Carnicerito de Ubeda”.
Antonio Millán Díaz, un gran torero que lo fue y que siempre estará en el recuerdo de todo aficionado. Todo en él es ya recuerdo de lo que fue su esencia y su presencia. Torero al que cantaron al toque de guitarra fandangos y soleares a la lentitud con la que mecía su capote.
Torero que estableció un toreo personalísimo frente a los toros, marcando una acentuada belleza en este difícil arte, logrando poner muchas tardes a la plaza en pie ante una multitud que aplaudía su saber estar frente al toro, entre otras cosas porque sabía apreciar lo que estaba sucediendo ante su atenta mirada.
Muchos de los que hoy pervivimos, así como los que han formado parte de esa savia nueva que conformamos su Peña Taurina, no pudimos ser partícipes de esas tardes de gloria del maestro de Ubeda, pero solo hay que darse una vuelta por la Cátedra del Toreo, Las Ventas de Madrid y coincidir como ha sido el caso con algún veterano aficionado para que nos haga vibrar y sentir un algo que no se puede explicar cuando nos rememora a los más jóvenes las tardes que Antonio Millán hizo el paseíllo en esa Plaza de Toros. Nos cuenta que su grandeza estuvo en hacer embestir a los mansos y dominar a los bravos, que como dijo “El Gallo”, Dios libre a un torero de un toro bravo.
Cuentan que su estilo fue Rondeño, de las viejas escuelas, pero sabiendo dar al toreo su propio criterio unas añejas alegrías. Formal, galante, educado, íntegro, honesto y sobre todo valiente, así me cuentan fue Antonio Millán, dando todas y cada una de las tardes que vestía el traje de luces un señorío especial, el que merece.
Si el pasado año su Peña Taurina dio justo reconocimiento como portador que fue de los valores ejercidos durante su trayectoria taurina así como sus altísimas virtudes y cualidades demostradas, tanto personales como profesionales, de las que derivan tan noble ejemplaridad para el estamento taurino y la sociedad en general; este año se le vuelve a rendir tributo, porque los toreros grandes nunca mueren, siempre estarán en el recuerdo de los buenos aficionados.
En las fotografías que de él se conservan se puede apreciar como Antonio Millán “carnicerito de Ubeda” cargaba la suerte en toda la extensión de la palabra. Si esto lo hacía posible toreando con la mano derecha, con la muleta en la izquierda ejecutando el pase natural fue soberbio, el cuerpo del torero entregado, volcado hacia el animal. El toro embebido en la muleta del maestro la tomaba enteramente con la bamba de la misma, humillado, porque así lo quería el torero. Si tecnológicamente hiciéramos un simulacro sobre la trayectoria del toro, veríamos que este por lógica acabaría su embestida tras la cadera del torero, porque un buen muletazo, jamás debe acabar en rectitud con la embestida del toro, en las Bellas Artes, donde el toreo como no puede ser de otra manera, ocupa un lugar privilegiado, lo rectilíneo no dice nada, no es apreciado o lo es menos. Lo realmente apreciado y difícil de ejecutar es la conjugación en las curvas, por eso en el toreo, el muletazo debe terminar tras la cadera del torero, jugando con las curvas, la continuidad de una con otra sin romper su supremacía hasta finalizar el recorrido natural, ese el verdadero valor del arte, ese es el buen toreo, así es el toreo que entiende el buen aficionado, toreo donde las femorales están en juego sin trampa, así es el toreo que hace vibrar al buen aficionado, como vibramos los que sabemos interpretar las instantáneas de Antonio Millán en una tarde de toros. ¡Qué toreo el de Antonio Millán!
Pero al final, cuando llega la hora, hay que cumplir con el rito de la muerte, dentro o fuera de un ruedo, el peligro acecha en cualquier parte. Antonio Millán cumplió con ese rito siendo un hombre ya curtido a pesar de su corta edad. Veintinueve años y ya conocedor del triunfo, cuatro tardes la misma temporada por la Puerta Grande de Madrid avalan su grandeza como hombre y como torero.
Antonio Millán torero, y de los grandes. Antonio Millán torero, porque si hay que matar, se mata. Si hay que morir, se muere ¡Gloria para Antonio Millán “Carnicerito de Ubeda”!

Carteles de Antonio Millán
Obsequio de Enrique Blanco





























 Postal de navidad. Foto montaje de Felipe

Lección Magistral del pase natural

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